viernes, 16 de marzo de 2012

EL PERDON

Las palabras perdón y perdonar provienen del prefijo latino per y del verbo latino donāre, que significan, respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación, regalo, obsequio, dar (si procede de la palabra donum, y "hasta que se cumpla el tiempo (estipulado)" (si procede de la palabra donec), lo cual implica la idea de una condonación, remisión, cese de una falta, ofensa, demanda, castigo, indignación o ira, eximiendo al culpable de una obligación, discrepancia o error.[1]
De todos modos, esta definición está sujeta a la crítica filosófica.
Todas las "religiones universales" recomiendan:
a) perdonar a los demás
b) pedir perdón por las ofensas a los demás y
c) solicitar el perdón divino de los pecados, así como no sentir rencor por los castigos o designios divinos, eventualmente crueles o incomprensibles para los humanos

 Para el Cristianismo

 Perdón entre los hombres en el Antiguo Testamento
El perdón como virtud no obligatoria
El Dios del Antiguo Testamento hace múltiples referencias al perdón de Dios, pero no insiste en reclamar que los hombres se perdonen entre sí; se lo considera no como un imperativo moral sino como algo loable pero realmente no exigible. En las oraciones contenidas en los Salmos se contienen numerosas peticiones de misericordia o perdón por los propios pecados, pero también peticiones de que Dios castigue duramente a los inicuos o a los enemigos del orante o del Pueblo de Israel
·         Él aplastará a nuestros enemigos        Salmo 108:15
·         Por tu amor, aniquila a mis enemigos, destruye a mis opresores, pues soy tu siervo Salmo 143:12-13
·         ¡Entrega pues a sus hijos al hambre, abandónalos a merced dela espada! ¡Quédense sus mujeres sin hijos y sin maridos! ¡Mueran de peste sus hombres y sus jóvenes atravesados por la espada en la guerra! ¡Óiganse salir gemidos de sus casas cuando de improviso mandes tú contra ellos hordas de saqueadores!  Jeremías 18,21
Lo cual parece indicar la legitimidad de no perdonar a los ofensores, sino solicitar a Dios su castigo, sobre todo cuando pertenecen a otros pueblos distintos de Israel. Sin embargo, es loable perdonar. En Génesis 45,4 se ensalza la conducta de José, al perdonar a sus hermanos:
Entonces José dijo a sus hermanos: -Acercaos a mí, por favor. Ellos se acercaron, y él les dijo: -Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese el haberme vendido acá, porque para preservación de vida me ha enviado Dios delante de vosotros. Apresuraos, id a mi padre y decidle: "Así dice tu hijo José: ’Dios me ha puesto como señor de todo Egipto. Ven a mí; no te detengas. Habitarás en la zona de Gosén, y estarás cerca de mí, tú, tus hijos, los hijos de tus hijos, tus rebaños, tus vacas y todo lo que tienes. Allí proveeré para ti, pues todavía faltan cinco años de hambre; para que no perezcáis de necesidad tú, tu casa y todo lo que tienes.  Génesis 45:4-11

El perdón en el Nuevo Testamento
El perdón como imperativo moral, y ya no como mera virtud potestativa.
En el NT, el Dios misericordioso está mucho más presente, y perdonarse los unos a los otros se considera un imperativo moral, pues el perdón a quienes nos ofenden y nos odian es uno de los mayores ejemplos de amor al prójimo; así como en el Antiguo Testamento escasean las referencias al perdón entre los hombres, éstas abundan en el Nuevo Testamento, que recomienda poner la otra mejilla y amar a nuestros enemigos:
Jesús recomendó perdonar "setenta veces siete" (Mateo 18:22), es decir, no cansarse de perdonar.
La Parábola del hijo pródigo enseña las diferencias del perdón entre los seres humanos y su analogía con Dios como perdonador, para quienes buscan de su perdón.[5]
Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal... Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. Mateo 6:12-14

Entonces Pedro se acercó y le dijo: -Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí y yo le perdonaré? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: -No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete.  Mateo 18:21-22

Mirad por vosotros mismos: Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Si siete veces al día peca contra ti, y siete veces al día vuelve a ti diciendo: "Me arrepiento", perdónale. Lucas 17:3-4

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Más bien, sed bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo. Efesios 4:31,32

Y cuando os pongáis de pie para orar, si tenéis algo contra alguien, perdonadle, para que vuestro Padre que está en los cielos también os perdone a vosotros vuestras ofensas. Marcos 11:25-26

El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal.
1 Corintios 13:4-5
Sobre todo, tened entre vosotros un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados. 1 Pedro 4:8

Hermanos, en caso de que alguien se encuentre enredado en alguna transgresión, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Gálatas 6:1

Si alguno ha causado tristeza, no me ha entristecido sólo a mí, sino en cierta medida (para no exagerar) a todos vosotros. Basta ya para dicha persona la reprensión de la mayoría. Así que, más bien, debierais perdonarle y animarle, para que no sea consumido por demasiada tristeza. Por lo tanto, os exhorto a que reafirméis vuestro amor para con él. Porque también os escribí con este motivo, para tener la prueba de que vosotros sois obedientes en todo. Al que vosotros habréis perdonado algo, yo también. Porque lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vuestra causa lo he hecho en presencia de Cristo; para que no seamos engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos. 2 Corintios 2:5-11










No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario es de suma importancia para mí.