martes, 1 de mayo de 2012

MAPA CONCEPTUAL PRIMERAS COMUNIDADES CRISTIANAS


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MAPA CONCEPTUAL ANTIGUO TESTAMENTO


MAPA CONCEPTUAL DE LA BIBLIA


50 AÑOS DE LA CANONIZACIÓN DE SAN MARTÍN DE PORRES


San Martín de Porres
El llamado "santo de la escoba" fue el primer santo negro de América.
"Martín nos demuestra, con el ejemplo de su vida, que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber, si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser; y si, en segundo lugar, amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos".
Papa Juan XXIII, ceremonia de canonización, 6 de mayo de 1962


Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña.
Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera.
Son misteriosos los caminos del Señor: no fue sino un santo quien lo confirmó en la fe de sus padres. Fue Santo Toribio de Mogrovejo, primer arzobispo de Lima, quien hizo descender el Espíritu sobre su moreno corazón, corazón que el Señor fue haciendo manso y humilde como el de su Madre.
A los doce Martín entró de aprendiz de peluquero, y asistente de un dentista. La fama de su santidad corre de boca en boca por la ciudad de Lima.
Martín conoció al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario.
Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.
San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: "Pasar desapercibido y ser el último". Su anhelo más profundo siempre es de seguir a Jesús. Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.
Sirve y atiende a todos, pero no es comprendido por todos. Un día cortaba el pelo a un estudiante: éste molesto ante la mejor sonrisa de Fray Martín, no duda en insultarlo: ¡Perro mulato! ¡Hipócrita! La respuesta fue una generosa sonrisa.
San Martín llevaba ya dos años en el convento, y hacía seis que no veía a su padre, éste lo visita y… después de dialogar con el P. Provincial, éste y el Consejo Conventual deciden que Fray Martín se convierta en hermano cooperador.
El 2 de junio de 1603 se consagra a Dios por su profesión religiosa. El P. Fernando Aragonés testificará: "Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor". La portería del convento es un reguero de soldados humildes, indios, mulatos, y negros; él solía repetir: "No hay gusto mayor que dar a los pobres".
Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y en su patio acoge a perros, gatos y ratones.
Pronto la virtud del moreno dejó de ser un secreto. Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. Su humildad fue probada en el dolor de la injuria, incluso de parte de algunos religiosos dominicos. Incomprensión y envidias: camino de contradicciones que fue asemejando al mulato a su Reconciliador.
Los religiosos de la Ciudad Virreinal van de sorpresa en sorpresa, por lo que el Superior le prohíbe realizar nada extraordinario sin su consentimiento. Un día, cuando regresaba al Convento, un albañil le grita al caer del andamio; el Santo le hace señas y corre a pedir permiso al superior, éste y el interesado quedan cautivados por su docilidad.
Cuando vio que se acercaba el momento feliz de ir a gozar de la presencia de Dios, pidió a los religiosos que le rodeaban que entonasen el Credo. Mientras lo cantaban, entregó su alma a Dios. Era el 3 de noviembre de 1639.
Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós.
Su culto se ha extendido prodigiosamente. Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".
Su fiesta se celebra el 3 de Noviembre.


LA SEÑAL DE LA CRUZ Y SU SIGNIFICADO



“y verán su rostro y llevarán en la frente su nombre.” Apocalipsis 22:4

Ya dese el Antiguo Testamento se habla referente a un signo en la frente (Ezequiel 9:4), que es el signo de la Tau, que se ordena poner sobre los buenos que era una pequeña cruz o equis de la antigua escritura fenicio-samaritana. La Tau «T» es la última letra del alfabeto hebreo. Decimonona letra del alfabeto griego, que corresponde a la que en el nuestro se llama «te».

También con ocasión del éxodo un signo especial sirvió para proteger a los israelitas contra el ángel exterminador (Éxodo 12:23). Padres de la Iglesia como Tertuliano ya desde el siglo II han visto en esta señal un tipo del carácter bautismal del cristiano, destinado por vocación a la vida eterna.

"En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras entradas y salidas, al ponernos nuestros zapatos, en el baño, en la mesa, al prender las velas, al acostarnos, al sentarnos, cualquiera que sea nuestra ocupación, nos marcamos la frente con el signo de la cruz ". (1)

Y después San Cirilo de Jerusalén haciendo eco a Tertuliano también escribía:

“Debemos hacer el signo de la cruz cuando comemos y bebemos, nos sentamos, vamos a la cama, nos levantamos, hablamos, caminamos, en suma: en cada acción (2)


No se sabe exactamente cuando empezaron los cristianos primitivos a signarse con el signo de la Cruz, pero estos testimonios nos dicen que esta es una practica cristiana muy antigua, encontrada también en sarcófagos y pinturas e iconos muy antiguos, y del cual muchos Padres recomendaron este signo en los exorcismos por su eficacia contra todo tipo de molestia demoníaca (3). Por eso satanás odia este signo, y cuando nosotros lo hacemos o el sacerdote lo hace, los demonios huyen. Hacer la señal de la cruz en los momentos de tentación y la confusión es de gran beneficio espiritual.

Este tipo de signo de la cruz se hacia en la frente, y nada mas con el pulgar. Aun vemos esta modo de santiguar cuando en la lectura del Evangelio el sacerdote signado los Evangelios con el pulgar, antes de leer. Luego esta forma de signarse se extendió hacia la boca, y hacia el corazón con algunas variantes en la Iglesia griega y en la Latina, en sus significados, como en el modo acomodar los dedos, pero que en ultima instancia significan lo mismo, i.e., amar a Dios con todo el corazón, alma, mente y fuerza. (Cf. Mat 22:37).

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En la práctica ortodoxa en general, se utiliza la mano derecha. El pulgar, índice y dedo medio son llevados a un punto. Entonces se colocan en la frente después de esto se mueve hacia el plexo solar, hacia el hombro derecho y horizontalmente a través de a la izquierda. El pulgar, el dedo índice y el dedo medio son unidos para simbolizar la Santísima Trinidad, mientras que el dedo anular y el meñique se contraen en la palma de la mano para representar las dos naturalezas de Cristo. (4) 

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En la costumbre de la Iglesia Latina utilizamos los tres dedos empleamos la mano derecha, colocando los dedos índice doblado detrás del pulgar, para formar una cruz, la cual representa las dos naturalezas de Cristo, y los tres dedos verticales representan a la Santísima Trinidad.

En la cultura latinoamericana acostumbramos besar la cruz que formamos con el pulgar y el índice al decir “Amen” como signo de veneración a la Cruz de Cristo y a la Trinidad. Sin embargo algunos teólogos siguieren que debe ponerse la palma de la mano activa en el pecho, como lo hacen muchos sacerdotes en la Misa. La mano extendida con los cinto dedos representan las cinco llagas de Cristo.

¿Que significa?

1. Es un sacramental: Se llaman sacramentales los signos sagrados instituidos por la Iglesia (no inventado por ella) cuyo fin es preparar a los hombres para recibir el fruto de los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida. (5)

2. Es un signo de nuestra redención, y un emblema del amor de Dios hacia los hombres. (Un signo es algo que nos revela sensorialmente una realidad ulterior).

3. Es un símbolo de pertenencia a Dios por el bautismo. (Un signo “significa” algo, y un símbolo “simboliza” algo. Los signos pueden ser comprendidos por los seres humanos y, algunos, por los animales; los símbolos no. Los signos señalan; son específicos de un cometido o una circunstancia. Los símbolos tienen un significado más amplio y menos concreto como el símbolo de los apóstoles ,“El credo”).

4. Es una arma contra la tentación, y asechanzas del demonio.

5. Al hacer el signo de la cruz estamos profesando nuestra fe al crucificado, (como cuando nos signamos al pasar un templo católico).

“El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén". El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades.” (6)


Que no es.

-No es algo mágico, pese a que es un signo poderoso para ser usado en modo supersticioso.

-No es para usarse en publico, sino en nuestra relación personal con Dios, independientemente de que nos identifique como cristianos católicos.

-No es para hacerse a la carrera, o en garabato.


Santiguar, signar o persignar, ¿cuál es la diferencia?

Del catecismo escrito por el P. Gaspar Astete:

P.: ¿Qué cosa es signar?

R: Hacer tres cruces con el dedo pulgar de la mano derecha, la primera en la frente; la segunda, en la boca; la tercera, en los pechos, hablando con Dios nuestro Señor.

P.: Mostrad cómo.

R.: Por la señal de la santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor Dios nuestro +

P.: ¿Por qué nos signamos en la frente?

R: Para que nos libre Dios de los malos pensamientos.

P.: ¿Por qué en la boca? R: Para que nos libre Dios de las malas palabras.

P.: ¿Por qué en el pecho?

R: Para que nos libre Dios de las malas obras y deseos.

P.: ¿Qué cosa es santiguar?

R: Es hacer una cruz con los dos dedos de la mano derecha desde la frente hasta el pecho y desde el hombro izquierdo hasta el derecho invocando a la Santísima Trinidad. (O cuando el sacerdote da la bendición final)

P.: Mostrad cómo.

R: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amen. (7)

En Latín:

"In nomine Patris" ("En el nombre del Padre")

"et Filii" ("y del Hijo")

"et Spiritus Sancti" ("y del Espíritu Santo").

Persignarse: Significa hacer una combinación de ambas señales anteriores, es decir de signarse y santiguarse, (como cuando se va a proclamar el Evangelio).

“Por la señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos Señor Dios nuestro.
En el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.”

Es como si dijéramos: "atención, en este momento nos va a hablar Cristo Jesús, nuestro Señor, al que pertenecemos desde el Bautismo.

Cuando trazamos la cruz por nuestro cuerpo, hacemos la invocación a nuestro Dios, al Padre, Su Hijo y el Espíritu Santo, es un signo de nuestra de la fe y de la Iglesia; es por tanto un "mini-credo", que afirma nuestra creencia en el Dios uno y trino, y una oración por la que uno Lo invoca. Con las debidas disposiciones, una indulgencia parcial se obtiene.

Este es un gesto sencillo pero lleno de significado y muy poderoso, es un signo de pertenencia. Cuando entramos en los templos católicos, para ira a Misa o para orar, generalmente hay pequeños contenedores con agua bendita, con la cual nos signamos, estos representa nuestra pila bautismal. Al signarnos con esta agua bendita estamos recordando que somos Cristianos, que Cristo es el origen de mi existencia natural y espiritual, y renovamos nuestras promesas bautismales, rechazando al diablo y a sus tentaciones.

El primero que hizo la "señal de la Cruz" fue el mismo. Cristo, que "extendió sus brazos en la cruz".


¿Cuando debemos hacer la señal de la cruz, o santiguarnos?

Pues como lo ensañaron los primeros cristianos, y los catecismos, es decir, en todo lugar cuando sea necesario hacerlo.

·                     Al iniciar el día.
·                     Al iniciar nuestras oraciones.
·                     Nos santiguamos en los momentos que necesitamos de fortaleza, invocando a la santísima Trinidad.
·                     Nos santiguamos para la concientización de nuestra pertenencia a la santísima Trinidad.
·                     Nos santiguamos al pasar un templo católico en señal de respeto al la presencia Eucarística de Cristo y en el Altar.
·                     Nos santiguamos cuando recibimos la bendición de un sacerdote para manifestar nuestra humildad a la acción del Espíritu Santo, y lo más adecuado es inclinar la cabeza.


¿Como se debe hacer la señal de la Cruz?

Se debe hacer con todo respeto, reconociendo nuestra finitud ante la majestad divina, no se debe de hacer de un modo mecánico, sin sentido, o apresurado. Tampoco se debe hacer este gesto sin la invocación a la Santísima Trinidad, de lo contrario seria un gesto sin sentido, por tato debe ser hecho este signo de una forma consiente y respetuosa.


 Romano Guardini